En los últimos años se ha producido un incremento exponencial de las reclamaciones de pacientes contra médicos. A continuación enumeramos unos ejemplos de reclamaciones con cuantías importantes.
Medicina General
Reclamación frente al médico que actuó en las urgencias de una clínica por importe de 900.000€, por no identificar un proceso isquémico cerebral de la paciente que acabó con hemiparesia y otras lesiones.
Odontología
Reclamación de 1.200.000€ a un dentista que, tras la administración de anestesia al paciente, sufre una reacción alérgica, parada respiratoria y daños neurológicos irreversibles.
Traumatología
Reclamación de 1.500.000€, paciente que tiene que ser intervenida de una nucleoplastia con láser, se complica y termina ingresada en el hospital de lesionados medulares.
Pediatría
Se reclama 600.000€ más pensión vitalicia, al pediatra que explorando a un niño de 6 meses se le cae teniendo importantes secuelas neurológicas afectándole a la movilidad y a la posibilidad de hablar.
Radiodiagnóstico
Demanda en reclamación de 700.000€ contra un radiólogo por los daños y perjuicios morales y materiales sufridos por no diagnosticar en las ecografías realizadas a la madre durante el embarazo, las malformaciones con las que nació la menor.
Medicina Forense-Anatopatología
Querella de 6.000.000 €, frente a los profesionales que hicieron la identificación de cuerpos tras un accidente de aviación.
En los últimos años se ha producido un incremento exponencial de las reclamaciones de pacientes contra médicos. Las causas de este aumento son diversas y no se sabe si en uno de los extremos está la crisis o es debido a la evolución de la sociedad hacia una cultura errónea de la reclamación. También influye la creencia de que el profesional siempre debe pagar todo el supuesto daño ocasionado, a pesar de que la medicina no es una ciencia exacta y la obligación del profesional es de medios y no de resultados, eso independientemente de que antes de cualquier acto médico se informe por parte del médico de los riesgos del mismo a través del consentimiento informado.
Otro factor que incide en este incremento es el acceso a una justicia gratuita, no entendida como protección de derechos de los ciudadanos, sino como una oportunidad de enriquecimiento injusto por parte de los reclamantes.
La norma general acaba siendo que si el reclamante tiene derecho a una justicia gratuita solicitará cantidades desorbitadas y fuera de todo raciocinio, al conocer que el procedimiento le saldrá gratis y aunque pierda con costas no tendrá que asumir las mismas.
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2 comentarios
14 de febrero de 2012 18:46
Se comenta en el artículo que no se sabe si es la crisis o la evolución de la sociedad hacia una cultura errónea de la reclamación lo que ha aumentado el número de demandas. Para mí está claro. Las sentencias condenatorias, con esas cantidades desorbitadas, son el principal reclamo. Son los propios estamentos judiciales los primeros que deben pensar que la Medicina es una ciencia infalible y cualquier resultado negativo es negligente.
Si sólo se condenaran las claras negligencias y se multara cualquier denuncia no suficientemente fundamentada otro gallo cantaría.
15 de febrero de 2012 08:04
Creo que no hay que confundir las cantidades reclamadas con las concedidas en sentencias firmes, que no suelen ser tan abultadas. Evidentemente la justicia gratuita hace que se reclame con una temeridad que en mi opinión debiera ser sancionada. Especialmente el uso indiscriminado de la vía penal, que agiliza y abarata costes para el demandante, debería estar penalizado (valga la redundancia).
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