Reclamar o no reclamar, esa es la cuestión

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La palabra más conocida y que más veces se repite en estos tiempos, la crisis, es utilizada muchas veces para la justificación de distintas actuaciones y situaciones. Todos los sectores han sufrido los efectos de la misma y el sector sanitario es uno de los más gravemente perjudicados.

Como consecuencia de esta situación el sector privado está sufriendo el impago de gran parte de los tratamientos realizados a los pacientes, el “chantaje” para seguir realizando distintas actuaciones de manera gratuita o la ruptura unilateral de la relación médico-paciente y el tratamiento concertado.

Una de las consultas que más se recibe en la asesoría de DS Legal Group es qué se debe hacer ante una situación como las anteriormente descritas. Nuestra valoración, una vez analizado el coste-beneficio es que siempre que se pueda reclamar se debe de reclamar. De lo contrario, no solo sufrimos una situación antijurídica nosotros por parte de ese paciente, sino que puede que estemos haciendo un “efecto llamada” para otros pacientes a que realicen la misma actuación y/o incluso que parezca que estemos reconociendo que el tratamiento o intervención se ha realizado defectuosamente.

El riesgo de nuestra reclamación más habitual es que la parte contraria contraataque alegando que no paga porque todo lo que hemos realizado ha sido defectuoso y que, además, le hemos provocado importantes daños como consecuencia de nuestra actuación.

Por eso antes de iniciar la reclamación, lo fundamental será estudiar  de manera preventiva cuáles son las posibles actuaciones del contrario y estudiar la actuación llevada a cabo al paciente se realizó dentro del marco de la lex artis ad hoc. Se deberá preparar toda la documentación para conocer si es viable la reclamación y evitar sorpresas innecesarias. La falta del consentimiento informado, una mala historia clínica u otros elementos relacionados pueden llevar aparejado la no admisión de nuestra reclamación.

Por ello nuestro consejo es que quien vaya a reclamar por sus honorarios, tenga experiencia en derecho sanitario para si la parte contraria decide como método de defensa atacar todas las “flaquezas” se encuentren perfectamente defendidas.

Algunos ejemplos que tienen relación con este articulo son los siguientes

1. Paciente que se realiza una intervención de rodilla y al finalizar esta poco a poco va alargando el pago de la intervención. Finalmente ante las reclamaciones extrajudiciales realizadas por la clínica decide contestar indicando que el motivo del impago se debe a un defecto de la intervención y que se reserva el derecho a reclamar.

Cuando nos llamó el doctor procedimos a realizar un análisis completo de la situación. Entendimos que se debía de reclamar pues ya no solo estaba correctamente realizado, sino porque además la falta de reclamación podría llevar aparejada un reconocimiento tácito de la supuesta negligencia. El resultado final fue la obligación por parte del paciente abonar al doctor los más de 6.000€ más intereses y costas del procedimiento.

2. En otras ocasiones nos han llegado al despacho temas en los que se había presentado demanda frente al impago del paciente y ahora el paciente había contraatacado alegando presunta negligencia profesional. Con buen criterio el abogado que llevaba la defensa le informa al profesional que sus conocimientos sobre esta materia del derecho son limitados por lo que obliga al profesional a ponerse en manos de otros abogados.

En esta ocasión tuvimos la buena fortuna que se contaba con toda la documentación del tratamiento realizado al paciente pero la falta de algún elemento podría haber llevado aparejado la pérdida de la reclamación de honorarios por no haber estudiado el caso en su totalidad, es decir, en el caso de una reclamación por su presunta negligencia médica

3. Otras reclamaciones son aquellas en las que el paciente se está realizando un tratamiento prolongado en el tiempo como una ortondoncia o un tratamiento protésico y el paciente nunca termina de estar contento con el resultado.

Se inicia por el paciente una situación incomoda en la que no solo critica la actuación del médico sino que además le indica que todas las nuevas modificaciones que él quiere debe de realizarlas de una manera gratuita.

En estas ocasiones, se suele valorar con el profesional la necesidad de poner fin a esta situación y romper la relación médico- paciente pues el mantenimiento de esta situación en el tiempo además del coste que supone suele acabar en una reclamación.

En conclusión, a pesar de la crisis y la compresión que tengamos con nuestros pacientes, tenemos que hacer valer nuestros derechos, no solo porque es justo que se nos reintegren los honorarios por el tratamiento realizado, sino porque en ocasiones el no ejercicio de nuestro derecho puede suponer el reconocimiento tácito de nuestra responsabilidad.

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