Solicitan 600.000 euros por complicaciones en la operación de una paciente tetrapléjica

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En muchas ocasiones, las complicaciones postquirúrgicas pueden provocar que los pacientes reclamen al entender que existe una relación directa entre el acto médico y los padecimientos posteriores, sin tener en cuenta si éstos son habituales o consecuencias impredecibles.

Una paciente interpuso una demanda por los daños y perjuicios causados por una supuesta negligencia médica tras una intervención quirúrgica de artroplasia de cadera derecha. Se argumentó que estaba expresamente contraindicada en pacientes con paraplejia.
La paciente presentaba falta de movilidad y una necesaria permanencia en silla de ruedas. A los 30 años sufrió una caída accidental por la que sufrió una fractura supracondílea de fémur izquierdo y trimaleolar del tobillo derecho. A los días, ingresó por fractura subcapital de cadera derecha, decidiéndose un tratamiento conservador. Se solicitó una segunda opinión y se decidió colocar una prótesis anti-luxación. Se intervino a la paciente de una artroplasia de cadera derecha, se colocó una prótesis de Zimmer. Pasados diez días, la paciente notó un crujido en su cadera derecha. Se decidió reintervenir para reparar la prótesis y reconstruir la pseudoartrosis distal de fémur, lo que implicaba operar el lado derecho y el izquierdo a la vez, con el siguiente riesgo de úlceras posturales. A los diez días fue nuevamente operada de fractura peri protésica y la paciente presentó fiebre, úlcera decúbito en cadera izquierda, no pudiendo dormir boca abajo y provocándole úlceras posturales.

En las revisiones se constató una buena consolidación de la fractura del fémur izquierdo y unabuena granulación de las úlceras. Dos meses más tarde, fue sometida a cirugía plástica para el tratamiento de úlceras por presión en ambas regiones isquiáticas y troncatéreas.

La demanda se basaba en que la intervención estaba contraindicada en casos de paraplejia o tetraplejia, se alegó falta de información sobre alternativas y riesgos por su condición de lesión medular y una incorrecta indicación quirúrgica. Se reclamaron más de 600.000 euros.

Las doctoras demandadas alegaron que la cirugía pretendía mejorar la calidad postural, objetivo que se consiguió, que a la paciente se le informó de todos los riesgos asociados a la cirugía y personalizados según la patología. También se alega que los fracasos de las cirugías practicadas obedecen a fracturas y luxaciones cuyo origen en modo alguno está relacionado con la actuación de los profesionales.

Se alegó que la cirugía no estaba contraindicada, como se pretendía hacer ver, y que las úlceras ya las tenía antes de la intervención. Asimismo, la operación se realizó sin ninguna incidencia ni complicación, recibiendo el alta al día siguiente. La colocación de prótesis de cadera es recomendada también en pacientes parapléjicos que sufren sintomatología de escaras por presión cutánea del fémur en zona glútea y sacra, y se da con ello solución o mejoría. Las complicaciones sufridas son típicas para esta intervención y no existe mala praxis.

La sentencia afirma que el médico, como regla general, tiene una obligación de prestar la asistencia médica con arreglo a la lex artis, debiendo utilizar de forma correcta los conocimientos técnicos en el tratamiento y diagnóstico de la enfermedad o el tratamiento curativo a que debe ser sometido el paciente.

La sentencia certificaba que la paciente tuvo toda la información necesaria, tanto verbal como escrita, de los riesgos de la operación. Sobre la indicación de la intervención y después de las declaraciones de los diferentes peritos, no quedó acreditado su contraindicación y se confirmó que las fracturas sufridas en la cadera no tenían nexo causal con la intervención, sino con hechos externos como la manipulación de una tercera persona.

La conclusión a la que se llegó es que las úlceras por presión fueron consecuencia de estar encamado durante un largo período de tiempo y frecuentes en pacientes con la patología de la demandante. Estos eran conocidos y los asumió cuando decidió operarse de ambas lesiones. Se desestimó, por tanto, la demanda por no quedar acreditada la negligencia médica.

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