El fraude a las compañías aseguradoras: simulación de siniestros

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Uno de los grandes problemas a los que tienen que hacer frente las compañías de seguros son las simulaciones de siniestros por parte de los asegurados, y más en una época de crisis como la actual. Todos hemos oído hablar de noticias relacionadas con la existencia de incendios en almacenes industriales, que finalmente han resultado ser provocados, o bajas laborales por parte de quien sigue trabajando en negocios particulares. Los supuestos son muy amplios. ¿Pero cuáles son las consecuencias?

El concepto de fraude en relación con las compañías de seguro es más amplio de lo que muchos piensan, grosso modo podríamos definirlo como todo intento voluntario por parte del asegurado de obtener de la compañía un enriquecimiento injusto mediando engaño.

En este sentido, debemos considerar fraude no solo aquellos intentos de simular la existencia de un siniestro que realmente no ha existido o de provocar un siniestro voluntariamente, si no también aquellos casos muy habituales en los que se oculta información a la compañía, se les facilita información no verídica o se exageran las consecuencias del siniestro, todo ello con la finalidad de obtener una indemnización mayor.

Los intentos de engañar a las compañías aseguradoras para obtener una indemnización han aumentado considerablemente en los últimos años, siendo la causa principal la crisis en la que el mercado internacional se haya inmersa.

Según datos de ICEA (Investigación Cooperativa de Entidades Aseguradoras), desde 2010 hasta la actualidad, en España el intento de fraude por parte de los asegurados ha aumentado en más de un 30%, con una cifra por encima de los 120.000 casos al año. Por otro lado, según esta entidad, el último dato obtenido es que sólo un 29% de lo que se reclama en estos casos fraudulentos corresponde realmente a los asegurados, es decir, que el 71% de lo que se reclama en estos casos, cifra cercana a los 348 millones de euros, se está reclamando indebidamente y con conocimiento del asegurado.

Como consecuencia de este incremento de los intentos de fraude, las compañías están tomando diversas medidas, como la contratación de investigadores privados o consultas telefónicas con los clientes para verificar si el siniestro que se está declarando se corresponde con la realidad.

Si bien es cierto que la mayoría de estos intentos de fraude se producen en el sector de seguros de automóviles (un 75% de los casos), cada vez se están viendo más casos en otras áreas, como el seguro de vida, el de salud o el de la responsabilidad civil.

Las consecuencias para un asegurado que intenta cometer fraude contra su compañía son:

Rescisión de su póliza de seguro con la compañía a la que intenta engañar, quedando el asegurado desprotegido y perdiendo la prima abonada.

– Pérdida del derecho a la indemnización de la parte que realmente le correspondía.

– La persona en cuestión va a quedar registrada internamente en la compañía como persona que ha intentado cometer fraude. Además, puede informar al resto de las compañías de esta situación, por lo que esta persona va a tener difícil poder contratar una póliza con otra compañía.

– Posibilidad de ser denunciado por un delito de estafa, que puede acarrear, entre otras, la pena de privación de libertad.

Además de las consecuencias para la persona que intenta el fraude, estas prácticas tienen consecuencias para el resto de asegurados honrados, como por ejemplo:

– Que el precio de las primas de las pólizas aumente.

– Que las compañías adopten políticas de actuación defensivas y en consecuencia pongan más trabas a la hora de dar una indemnización o parte de ella.

Ya que las consecuencias del intento de fraude son siempre negativas, tanto para el asegurado que lo pretende como para el resto de asegurados, debemos procurar que se reduzcan en el mayor porcentaje posible este tipo de prácticas y denunciemos cuando tengamos conocimiento de que se están produciendo.

Fernando Álvarez
Abogado, DS Legal Group

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