Otorrino: Reclamación de 99.000 € por presuntos daños y defectos a un cantante

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En el caso de la semana procederemos a comentar la demanda presentada por un paciente, de profesión cantante, que decidió reclamar a su médico 99.000 € porque tras una rinoplastia y una otoplastia ya que, a su juicio, el resultado de la intervención no había sido el ajustado a lo acordado previamente.

Nuevamente nos encontramos con una demanda de responsabilidad civil profesional en la que el paciente consideró que los resultados estéticos no eran satisfactorios para él. El paciente presentó una demanda a un cliente de Uniteco Profesional por la cual, además de reclamar por supuestos daños físicos, se reclamaron daños psicológicos y de lucro cesante por el tiempo que esta persona supuestamente había estado sin cantar como consecuencia de la intervención.

El demandante había acudido a la consulta del doctor demandado remitido por otro profesional, pues presentaba un problema funcional respiratorio.

Tras una primera exploración y estudios al paciente se le propuso una intervención con el fin de dar respuesta a sus problemas funcionales. En ningún momento se habló de que el objetivo de la intervención fuera estético. Además de esta intervención se le practicó una intervención de otoplastia con un resultado aceptable.

Por su parte, los letrados del cantante arguyeron que el consentimiento informado firmado por el paciente eran meros formularios y no eran válidos. Esta alegación fue vencida durante el juicio cuando el perito de la defensa -especialista y miembro de la SEORL– alegó que el consentimiento utilizado era correcto y que no solo se informa de los riesgos sino que avisa a los pacientes que pueden existir discrepancias estéticas que son subjetivas y que pueden requerir de ulteriores retoques.

Por el resto de los profesionales citados en el juicio se confirmó que muchas de estas intervenciones suelen requerir de posteriores retoques y eso no implica que exista ningún tipo de error en la actuación médica. Además se demostró que el propio cantante, tras la intervención de septorrinoplastia y otoplastia, abandonó voluntariamente el control postoperatorio y el sometimiento a una segunda intervención de retoque, sin más razón que la de no gustarle el resultado obtenido con la intervención.

Del mismo modo se probó que la perito, que la parte acusadora había utilizado para fundamentar sus pretensiones, no tenía ninguna experiencia en este tipo de intervenciones, que no tenía la especialidad ni la cualificación para la valoración del supuesto hecho practicado y que aplicaba daños anatómicos que no habían sido probados.

Finalmente el juez con todas estas pruebas dictó una sentencia totalmente favorable al médico con condena en costas al reclamante por la denegación de todos los hechos de la demanda.

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